Se define como una técnica o disciplina para ayudar a los niños a desarrollar su movimiento corporal, la relación con los demás, el control de sus emociones y el conocimiento de su cuerpo y su entorno, integrando todo entre sí.
Este desarrollo se da en tres niveles:
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A nivel motor: permitiendo al niño dominar el movimiento corporal.
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A nivel cognitivo: mejorando la memoria, la atención, la concentración y la creatividad.
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A nivel social y afectivo: permite que se conozcan mejor a ellos mismos, afrontando sus miedos y relacionándose con los demás.
Esta disciplina potencia habilidades tales como el dominio corporal o conciencia de las dimensiones del propio cuerpo, mejorando el equilibrio, los reflejos, la estructuración espacial, el ritmo o control del movimiento, la potenciación de la autonomía e identidad y la motricidad fin y gruesa, contribuyendo además a expandir la resolución de problemas prácticos.